El chirriar de la puerta me alertó, inerte, contuve la
respiración, ya te habías marchado.
Fue, entonces, cuando el frío se adueñó de aquellas cuatro
paredes, de mí.
Intenté abrigarme con tus retales, entre las sabanas, por mi cuerpo pero ya no quedaban caricias. Se fue apagando la habitación, se encogía mi corazón.
Consumiéndome, consumiéndote.
LBS
26.02.13
LBS
26.02.13