Su cuerpo no era tal,
sino un saco de ceniza húmedo,
incinerado de soportar tanto sufrimiento.
Se levantó gélida,
corroída por ese frío irremediable
tras
la asolación de la guerra,
asediada por el vacío.
Se levantó,
posó la mirada lejos de sí,
lejos de la vida,
sobre nada.
LBS
30.04.14